jueves, 31 de mayo de 2012

Dean Koontz - Medianoche

«Medianoche» comienza con una encantadora persecución por la playa, en la que el terror resulta tan ochentero que hace pensar que el resto de la lectura será igualmente agradable y poco aterrador. Cuando unas páginas más adelante el protagonista se nos presenta diciendo que solo tiene tres motivos para vivir, a saber, la comida mexicana, la cerveza negra y Goldie Hawn, estas sospechas parecen confirmarse. Pero como en una montaña rusa, este comienzo es solo la breve calma que precede a la auténtica tempestad de terror que nos espera más adelante. Cuando el autor tiene el mal gusto de introducirnos en la mente del monstruo y logra que, a pesar de la repulsión que inspira, también resulte conmovedora su desesperación, empiezas a darte cuenta de que tal vez no se trate de un libro tan ingenuo como pensabas.



A partir de ese momento, la historia se acelera bajo el opresivo y claustrofóbico ambiente de la enloquecida ciudad de provincias donde se desarrolla. No hay apenas resorte de terror al que no se recurra en una historia que, a pesar de los clichés a los que se atiene, transmite una estremecedora sensación de desaliento. El terror por el terror, parece ser el lema de este libro en el que los deseos y los miedos se funden demostrando que, una vez más, un libro no necesita ninguna imagen para emocionar más que la mayoría de las películas.

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